Jóvenes entre la educación y el trabajo.
- Barroso, Gustavo Marcelo./ Lic. Psicología.
- 24 jun 2015
- 6 Min. de lectura
Orientar para el mundo en trasformación, Jóvenes entre la educación y el trabajo. (Marina Muller, 1998).

Grandes cambios socioculturales y crisis subjetivas. Comprensión de la sociedad contemporánea desde la clínica de orientación vocacional- Gilles Lipovetsky.
El arte moderno se basa en discontinuidades y cambios, reacciona contra las costumbres y virtudes burguesas. Cultiva la singularidad. En la modernidad surgen las democracias seculares, las sociedades se liberan del orden divino, los hombres son considerados iguales ante la ley. La cultura se vuelve libre, móvil y plural.
El modernismo es anticonvencional, destruye encuadramientos, conquista espacios cada vez más inesperados.
El posmodernismo significa el advenimiento de una cultura extremista que lleva “la lógica del modernismo hasta sus límites más extremos”, el libertinaje se democratiza. Se produce la atomización social, afianzando lo privado. Se liquidan las tradiciones. El consumo masivo acentúa las singularidades, se híper diferencian los comportamientos individuales, liberados de los papeles y convenciones rígidas, surgiendo abismos entre los distintos grupos sociales. El individuo se ve obligado a elegir y reciclarse permanentemente.
Al reducirse las relaciones autoritarias se acrecientan las elecciones privadas, el proceso sistemático de personalización que sustituye la sujeción uniforme y la austeridad por la libre elección, la pluralidad de opciones y productos y la realización de los deseos.
La personalización e individualización de la mujer la vuelve consumidora y objeto de consumo a su vez. Simultáneamente a esto en algunas sociedades actuales pre modernas se sigue oprimiendo a la mujer.
Las mujeres acrecentaron su autonomía tanto en lo biológico como en lo económico.
En las últimas décadas decaen los principios, hay una crisis laboral, familiar y axiológica. Se vive sin sentido ni objetivo, en secuencia flash. Hay coexistencia de todo, todas las modas, los estilos, los comportamientos, sin continuidad estable, reflejando pura indiferencia.
El suicidio y los estados depresivos nos enfrentan con los conflictos de la sociedad posmoderna.
La desafectivización y el desinvestimiento de ideales están vinculados a la exacerbación individualista. Se tornan difíciles las relaciones estables, prolongadas, capaces de afrontar los conflictos. Los proyectos no incluyen un después mas allá de sí.
Esta indiferencia imposibilita investir al mundo de afecto y de significación, paraliza el devenir. El sujeto no tiene por qué ni para que construir sus proyectos, el futuro pierde esperanza de realización o cambios. Solo queda el presente sin raíces en el pasado ni protección al porvenir.
Los sujetos que vivencia estos postulados posmodernos nos desafían a encontrar opciones vocacionales y ocupacionales que trasciendan el desierto de la indiferencia, que supere la personalización vacía pudiendo relacionarse con el mundo.
Mounier habla de hacer un esfuerzo humano para humanizar la humanidad y este laborioso proceso de personalización tiene los siguientes rasgos:
· Salir de sí y volverse disponible para los otros.
Comprender situándose en la perspectiva del otro.
Dar y darse.
Ser fiel, sostener la continuidad.
A la modernidad se contrapone el narcisismo posmoderno, en el prevalece lo privado, vivir sin ideal, cuidar de sí mismo. Es el fin del Homo politicus y el nacimiento del Homo psicologicus, en donde se vive un presente indefinido y se carece de continuidad histórica.
Las consultas son mayormente por rasgos narcisistas, trastornos de carácter y predominio del proceso primario (en él la energía psíquica fluye libremente sin continuidad entre una representación y otra.) Prevalecen los dinamismos psíquicos primarios donde hay poca mediación simbólica y dificultades para la reflexión. El yo es lábil y avanza el yo.
Esto produce empobrecimiento y aislamiento por parte del sujeto. Si esto es asumido por el sujeto sin alternativas esteriliza nuestra participación orientadora obstruyendo la posibilidad de recibir ayuda y rastrear en la vocación personal las huellas identificatorias significativas para el sujeto.
La dicotomía entre “juego, placer, tiempo libre” y “Trabajo, displacer, tiempo ocupado” se manifiesta en jóvenes de clases media y alta al pasar de una etapa a la otra con prevalencia hedonista hacia la inserción difícil en el ciclo productivo.
Un tema especialmente significativo en orientación vocacional es el de la autonomía persona que se ejercita en forma destacada ante una opción vocacional-ocupacional.
No nacemos libres sino que nos hacemos libres en la medida que vamos construyendo nuestros espacios de autonomía precarios y limitados. La libertad incluye elecciones como la vocacional y la ocupacional.
Los valores modernos como el esfuerzo, la autoridad y el sacrificio están en baja y evocan a algo ridículo. La comunicación ha devastado estos valores emergiendo nuevos significados culturales para la juventud, los cuales manifiestan un vacio de sentido en un momento de la vida donde el sujeto se debate para elaborar su proyecto personal posible, cuando la contra posición entre tiempo libre vs productividad laboral implica un conflicto difícil de resolver.
El yo se halla en crisis, ocupan un lugar central el sistema de relaciones y el yo pareciera ser solo una terminal de esas redes comunicacionales que conforman la sociedad. La híper estimulación de esto genera una saturación de la identidad colonizándola. Este yo revela su inconsistencia más que su engrandecimiento como resultado de una sociedad que lo acosa desestabilizándolo y desmembrándolo.
Respecto de la violencia en adolescentes que recurren a OV, en ellos, la violencia está dirigida hacia sí mismos, en forma de accidentes graves o signos depresivos difusos.
El imperativo categórico es pasarla bien y ser feliz produce ansiedad desde las expectativas sociales y familiares respecto de nuestro lugar personal y social desde donde trascurre la existencia. En esto inciden los aspectos socio culturales que configuran el psiquismo individual.
La OV es una alternativa de escucha ante el presunto nihilismo, es un espacio para que los consultantes sacudan la coraza narcisista y aprendan a interrogarse sobre sí mismos y su lugar en la sociedad, su participación productiva en ella, su representación de sí y los otros, de su trabajo y tiempo libre, sobre los sentidos de su existencia y reconocimiento de sus raíces y su potencial.
Las nuevas formas de subjetividad en la era de las comunicaciones según Gergen en el yo saturado-dilemas de identidad en el mundo contemporáneo.
Plantea la saturación social debido al avance de la tecnología, gestando una nueva cultura. Se caracteriza por el pluralismo de relaciones incoherentes y desconectada, el yo actual es difuso sin rasgos estables ni un eje que lo sostenga. Esta saturación social quiebra la idea de un yo delimitado, reconocible y consistente, relativiza las verdades acerca de uno mismo y cuestiona la verdad y la objetividad.
Los adolescentes se encuentran inmersos en un mundo de imágenes y sonidos vertiginosos.
El proceso de conocimiento de la realidad a la que se dedica la OV esta dificultado por estas características que proliferan los mensajes culturales contradictorios, conflictivos, obstruye la integración significativa, la discriminación y reflexión de sus contenidos.
La comprensión precisa del yo está en quiebra, en un mundo tan heterogéneo se hace difícil determinar que es verdadero. Se erosionan las concepciones de saber y verdad de la modernidad y se expanden las perspectivas. Surgen nuevos grupos y contextos culturales.
Las decisiones se adjudican a los grupos porque se les atribuye el saber, se quiere que los otros decidan por uno.
En OV esto adquiere un interés específico, porque los orientadores promovemos que los consultantes distribuyan la toma de decisiones solo por parte del profesional respecto de la elección vocacional y laboral y asuman el protagonismo en construir sus propios proyectos de vida, estudio y trabajo. Los orientadores sabemos orientar pero esto consiste en enseñar el aprendizaje de las elecciones más esclarecidas.
El individuo se ha despojado de los signos tradicionales de identidad: racionalidad, intencionalidad, reconocimientos y coherencia temporal. Se produjo una indeterminación generalizada y una multiplicidad de perspectivas que desdibuja los límites.
Se destaca al yo como cambio y proceso, se cuestiona el yo autónomo, racional y se destaca.
En el sujeto posmoderno encontramos un contraste entre buscar el núcleo interior del ser y la multiplicidad del yo colonizado.
Se popularizan las profesiones psi. Las ocupaciones son rápidamente cambiantes en una misma persona y en lo social también. Esta gran mutabilidad de ocupaciones produce en OV fracaso respecto de la falta de estabilidad y de éxito en las elecciones.
En OV es pertinente reconocer lo que sucede con el yo en la vida postmoderna debido que aparece un conglomerado de influencias y aspectos heterogéneos, con frecuencia contradictorios y conflictivos, con vivencias inestables y débiles del yo personal. Hay una consecuente crisis de la concepción de un yo estable. En las relaciones entre consultante y orientador una intimidad y una apertura mediante la cual se puede llegar al descubrimiento del sujeto y la modificación de su auto-imagen en el trascurso de la consulta.
Gustavo Barroso
Lic. en Psicología
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